Cómo abrirte a un proceso de coaching si nunca lo has vivido
Escuchas cada vez más sobre el coaching ejecutivo.
Sabes que puede ayudarte a crecer, a tomar mejores decisiones, a avanzar.
Pero si nunca has vivido un proceso de coaching, es normal sentir incomodidad, dudas o incluso resistencia.
Abrirse a un proceso de coaching no es simplemente “dejarse guiar”.
Es un acto consciente de apertura, reflexión y construcción de confianza.
Es decidir en qué quieres crecer, no solo en lo que haces, sino en quién eres.
¿Por qué cuesta abrirse al coaching?
Abrirse a un proceso de coaching puede ser desafiante por varias razones:
- Temor a la vulnerabilidad: Aceptar que no tienes todas las respuestas puede incomodar.
- Miedo al cambio: El coaching no es para mantenerte igual. Es para retarte, transformarte.
- Confusión de roles: No es terapia, ni mentoría, ni asesoría. Es un espacio para descubrir tus propias respuestas.
- Falta de confianza: No conoces aún a tu coach, no sabes si podrás abrirte.
Aceptar estas barreras no es debilidad. Es el primer paso para superarlas.
¿Cómo prepararte para abrirte a un proceso de coaching?
Aquí algunos pasos prácticos que puedes aplicar:
- Entra con mente abierta, no con expectativas rígidas.
El coaching no siempre va a donde tú esperabas.
Y eso, muchas veces, es lo mejor que puede pasarte. - Define tu intención, no tu resultado.
¿Qué te gustaría trabajar? ¿Qué deseas explorar?
No llegues buscando respuestas inmediatas. Llega con preguntas poderosas. - Practica la honestidad radical (contigo y con tu coach).
No necesitas “quedar bien”.
Necesitas ser sincero sobre tus miedos, tus dudas y tus verdaderos objetivos. - Recuerda: el ritmo lo marcas tú.
No es una carrera.
El coaching respeta tus tiempos, tus silencios y tus avances. - Comprométete a hacer tu parte fuera de las sesiones.
La sesión no es el cambio.
Es el detonador para lo que haces entre una conversación y otra.
¿Qué NO es coaching?
Abrirte al coaching también implica entender claramente qué no es este proceso.
- El coaching no es terapia.
No se enfoca en sanar traumas ni en explorar el pasado profundamente. Su mirada está puesta en el presente y el futuro. - El coaching no es consultoría.
No es un espacio donde alguien experto te diga qué hacer o te dé la solución. Eres tú quien construye sus propias respuestas. - El coaching no es mentoría.
Un mentor comparte su experiencia para guiarte. Un coach, en cambio, facilita que descubras tu propio camino. - El coaching no es capacitación.
No se trata de darte contenido o herramientas externas. Se trata de desarrollar consciencia, enfoque y acción interior.
Saber lo que no es, te permite acercarte al coaching con expectativas claras y aprovechar mejor todo el potencial que tiene para ofrecerte.
¿Qué puedes esperar si te abres al proceso?
Cuando te abres al coaching, suceden cosas poderosas:
- Claridad sobre lo que realmente quieres.
- Fortalecimiento de tu autoconfianza.
- Mejor toma de decisiones basada en propósito, no en urgencia.
- Reconexión con tu creatividad y tus capacidades.
Y, sobre todo, desarrollas algo que ningún taller o curso puede darte de forma automática:
propiedad sobre tu propio crecimiento.
El coaching no transforma por sí mismo.
Transforma cuando decides abrirte, cuestionarte y construir desde la honestidad.
Abrirte no es exponerte.
Es confiar en ti lo suficiente como para reconocer que aún puedes crecer más.
El primer paso hacia el cambio real no es saber más. Es estar dispuesto a verte de verdad.
🌐 Visítanos: Dezarrolla
✉ Escríbenos: Contacto
📞 Llámanos: 55 5167 4954
¡Tu desarrollo comienza aquí!